jueves, 24 de julio de 2025

 MIGUEL VILLALTA GISBERT Y SU VINCULACIÓN CON ASPE

Abogado alicantino, socialista, elegido diputado del Frente Popular en febrero de 1936. Al final de la guerra civil, tras estar escondido más de dos años y medio, fue condenado a muerte y ejecutado el 18 de diciembre de 1942. Tenía 39 años
El diario El Luchador, citando las declaraciones de algunos de los procesados, informaba de los sucesos de la siguiente forma:
“El día 7 de julio de 1937 llegaron al pueblo de Aspe, los vecinos del mismo Ramón y Luis Calpena y Javier González, que fueron condenados por el Tribunal Popular de esta ciudad e indultados últimamente por el Tribunal Supremo de la pena que por ser autores de un delito de excitación les impuso el primero de dichos tribunales. Al enterarse el pueblo de la llegada de éstos, se amotinaron frente a la casa de los repetidos Calpena, sacándolos por la fuerza de la misma y siendo conducidos hasta la plaza del Ayuntamiento donde cayeron, a consecuencia de las heridas que les habían sido ocasionadas por un nutrido grupo de gente provisto de palos y piedras.”
De tales heridas fallecieron los Calpena, padre e hijo y resultó con heridas muy graves Javier González.




“La pasión está justificada (continua Miguel Villalta su exposición) si se recuerda otro suceso acaecido en Aspe en 1930, en el que actuaron fuerzas del Tercio, originándose la muerte de una niña inocente, suceso del que el pueblo entero acusaba a Calpena”
“Es un delito infeliz (continua Villalta) e inevitable. Se deplora pero no se castiga” . Y citando a su maestro Jiménez de Asúa, habla de la obra de Lope de Vega “Fuenteovejuna”, para proclamar: “ ¿Quien mató al corregidor? Fue Aspe, no estos infelices que ocupan el banquillo”
La intervención de Miguel Villalta en el juicio de los Calpena, defendiendo a los procesados de Aspe, se convertiría unos años más tarde, en una dura acusación contra él, imputada ya por algunos de los testigos de cargo al día siguiente de su detención.






Al acercarse a Alicante las tropas franquistas, Miguel Villalta, como muchos otros republicanos que se sentían en peligro, trató de ponerse a salvo con su familia.

El 28 de marzo de 1939 al saber que el Stanbrook se marchaba, Villalta, fue a Almoradí por la tarde, a recoger a José, el hijo mayor de su mujer, para llevarlo al barco, donde ya estaban  Aurora y Francisco, su hermano. En el muelle se encontró con su cuñada Elisa, y su sobrina, que no habían podido subir al barco. Después, acompañado por su cuñada y su sobrina, y tras pasar por el Gobierno Civil, fue a San Vicente a por las dos niñas -Aurorita y Mary- para llevarlas así mismo al barco, consiguiendo subirlas a última hora. Una vez asegurada su familia, él bajó del barco “en cumplimiento de la palabra comprometida” y volvió al Gobierno Civil, donde antes Deltell (secretario general de la UGT de Alicante) y Castaños (miembro de la ejecutiva socialista de Alicante) le habían informado de que aquella misma noche saldría otro barco, el Maritime, que ya estaba en el puerto.

Llegada la hora fueron unas cuarenta personas hacía el puerto y se encontraron con que no podían subir, la escalerilla había sido levantada. Desde el barco les dijeron que serían llamados por sus nombres, llamaron a una mujer y después al teniente coronel Antonio Rubert. Luego apagaron la linterna y a los demás los dejaron en el muelle.

Queda la duda de si  Miguel Villalta había sido objeto de una especie de depuración dentro del sector antinegrinista del PSOE.












Miguel Villalta estuvo escondido en casa de su tía, en Monóvar, durante dos años y siete meses hasta su detención, el 25 de octubre de 1941.
Fue descubierto por una sirvienta de la tía, que por una imprevisión fue enviada a la casa a por cisco para el brasero. Miguel se hallaba en la planta baja de la vivienda y al oír abrir la puerta no se ocultó, pensando que sería su tía.

Cuando percibió el peligro se situó detrás de la leñera pero ya había sido visto. Aquel mismo día por la tarde la sirvienta lo denunció al alcalde del pueblo.

Una vez detenido y hechas las primeras declaraciones en Monóvar, donde le amenazaron con liquidarlo si no delataba a los que le habían protegido, lo llevaron a Alicante, al cuartel de la guardia civil de Carolinas, en el que fue maltratado por un comandante en presencia de un teniente coronel del mismo cuerpo.

Posteriormente fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante. Según algunos compañeros de la cárcel, cuando llegó  tenía un brazo roto , la cara hinchada y magulladuras por todo el cuerpo por los golpes recibidos. 

Miguel Villalta fue ejecutado el 18-12-1942 en Rabassa, Alicante. El 11-11-1950 el TRM y C sobreseyó provisionalmente su expediente. El sobreseimiento de las actuaciones no fue definitivo, por no haberse podido acreditar mediante la correspondiente partida de defunción el fallecimiento del encartado, aunque se sabía por parte del Tribunal que había sido fusilado.  








Del libro de Glicerio Sánchez Recio, “ La República decapitada, el caso de la familia Villalta Gisbert (Alicante 1939-1942)”

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