MIGUEL VILLALTA GISBERT Y SU VINCULACIÓN CON ASPE
Al acercarse a Alicante las tropas franquistas, Miguel Villalta, como muchos otros republicanos que se sentían en peligro, trató de ponerse a salvo con su familia.
El 28 de marzo de 1939 al saber que el Stanbrook se marchaba, Villalta, fue a Almoradí por la tarde, a recoger a José, el hijo mayor de su mujer, para llevarlo al barco, donde ya estaban Aurora y Francisco, su hermano. En el muelle se encontró con su cuñada Elisa, y su sobrina, que no habían podido subir al barco. Después, acompañado por su cuñada y su sobrina, y tras pasar por el Gobierno Civil, fue a San Vicente a por las dos niñas -Aurorita y Mary- para llevarlas así mismo al barco, consiguiendo subirlas a última hora. Una vez asegurada su familia, él bajó del barco “en cumplimiento de la palabra comprometida” y volvió al Gobierno Civil, donde antes Deltell (secretario general de la UGT de Alicante) y Castaños (miembro de la ejecutiva socialista de Alicante) le habían informado de que aquella misma noche saldría otro barco, el Maritime, que ya estaba en el puerto.
Llegada la hora fueron unas cuarenta personas hacía el puerto y se encontraron con que no
podían subir, la escalerilla había sido levantada. Desde el barco les dijeron que serían llamados por sus nombres, llamaron a una mujer y después al teniente coronel Antonio Rubert. Luego apagaron la linterna y a los demás los dejaron en el muelle.
Queda la duda de si Miguel Villalta había sido objeto de una especie de depuración dentro del sector antinegrinista del PSOE.
Cuando percibió el peligro se situó detrás de la leñera pero ya había sido visto. Aquel mismo día por la tarde la sirvienta lo denunció al alcalde del pueblo.
Una vez detenido y hechas las primeras declaraciones en Monóvar, donde le amenazaron
con liquidarlo si no delataba a los que le habían protegido, lo llevaron a Alicante, al cuartel de la guardia civil de Carolinas, en el que fue maltratado por un comandante en presencia de un teniente coronel del mismo cuerpo.
Posteriormente fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante. Según algunos compañeros de la cárcel, cuando llegó tenía un brazo roto , la cara hinchada y magulladuras por todo el cuerpo por los golpes recibidos.
Miguel Villalta fue ejecutado el 18-12-1942 en Rabassa, Alicante. El 11-11-1950 el TRM y C sobreseyó provisionalmente su expediente. El sobreseimiento de las actuaciones no fue
definitivo, por no haberse podido acreditar mediante la correspondiente partida de defunción el fallecimiento del encartado, aunque se sabía por parte del Tribunal que había sido fusilado.
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