ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – IGLESIA DE SANTA ANA – ELDA – ALICANTE
jueves, 2 de octubre de 2025
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – IGLESIA DE SANTA ANA – ELDA – ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – COLEGIO PADRE MANJÓN – ELDA – ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – COLEGIO PADRE MANJÓN – ELDA – ALICANTE
El 25
de febrero de 1939, el Ayuntamiento de Elda recibió instrucciones de desalojar
las Escuelas Graduadas Emilio Castelar y de buscar residencias discretas para
alojar a algunas autoridades republicanas.
La
ubicación en la ciudad fue decidida por Santiago Garcés, jefe del Servicio de
Información Militar, con el acuerdo del coronel Cordón.
Allí
se instaló la Subsecretaría del Ejercito de Tierra, el centro de operaciones
desde donde el Presidente Juan Negrín, pretendía organizar la evacuación de
quienes quisieran exiliarse.
Información
procedente de:
Itinerarios de memoria democrática en la provincia de Alicante, Elda, de
José Ramón Valero Escandell y Carlos Salinas Salinas
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – FÁBRICA DE PEDRO AMAT – ELDA – ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – FÁBRICA DE PEDRO AMAT – ELDA – ALICANTE
Estos son los restos de lo que queda de la fábrica de Pedro
Amat, ubicada muy cerca de la estación de trenes de Elda-Petrer. La fábrica
acogió, durante la guerra civil, parte de la producción de la factoría 22. En
sus instalaciones se revisaban y reparaban los automóviles blindados UNL 35 y
se fabricaban los Chevrolet 37 además de cadenas para tanques y algunas otras
piezas. En esta factoría se ubicó la delegación de la Subsecretaría de
Armamento.
Información procedente del libro de:
Paco González San Agustín y Boni Navarro Poveda,
“Retaguardia, Guerra Civil y Vinalopó
martes, 30 de septiembre de 2025
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – CASA DE LA VIUDA DE ROSAS – ELDA – ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – CASA DE LA VIUDA DE ROSAS – ELDA – ALICANTE
La Casa de la Viuda de Rosas fue incautada durante la Guerra
Civil, en ella se estableció el Socorro Rojo Internacional, organización
vinculada al PCE, dedicada a labores de solidaridad. El SRI desarrolló una
densa red asistencial.
En colaboración con otras entidades como Cruz Roja, los
Amigos Cuáqueros y la Solidaridad Internacional Antifascista, se dedicó a la
asistencia hospitalaria a los soldados heridos llegados del frente.
Información procedente de:
Itinerarios de memoria democrática en la provincia de
Alicante, Elda, de José Ramón Valero Escandell y Carlos Salinas Salinas
lunes, 29 de septiembre de 2025
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – CHALET DE PORTA – ELDA - ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – CHALET DE PORTA – ELDA - ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – CASA DE LAS BELTRANAS – ELDA – ALICANTE
ESPACIOS DE LA MEMORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – CASA DE LAS BELTRANAS – ELDA – ALICANTE
Situada muy cerca del casino, en pleno centro de Elda, se
encuentra la llamada Casa de las Beltranas. Durante la Guerra Civil Española
fue sede de las FAI. En su primera planta se redactaba el semanario anarquista Nuevo
Rumbo y en la planta superior se alojaron varias familias durante la guerra.
Información procedente del libro de:
Paco González San Agustín y Boni Navarro Poveda,
“Retaguardia, Guerra Civil y Vinalopó
domingo, 28 de septiembre de 2025
EL VIAJE A LA ALCARRIA DE MI ABUELO 6
El viaje a la Alcarria de mi abuelo. 6
EL VIAJE A LA ALCARRIA DE MI ABUELO 5
El viaje a la Alcarria de mi abuelo - 5
En marzo de 1937, la comarca de la Alcarria se convirtió en escenario de uno de los episodios más decisivos de la Guerra Civil Española: la batalla de Guadalajara. Durante varios días, la lluvia persistente anegó caminos y campos, impidiendo el avance de columnas motorizadas y dificultando los movimientos de la infantería. Pueblos como Torija, Trijueque, Gajanejos , Almadrones, y otras muchas localidades, quedaron marcadas por el estruendo de la artillería, el humo de los incendios y los combates encarnizados.
Cuando cesó el fuego, el paisaje era desolador: trincheras improvisadas, carros y camiones volcados en el barro, casas dañadas y, sobre todo, los cuerpos de quienes habían caído. Entonces comenzó otra tarea, menos visible pero profundamente dolorosa: el enterramiento de los muertos.
Se excavaron fosas comunes en distintos puntos de la Alcarria. Vecinos de los pueblos, soldados rezagados y voluntarios colaboraron para recoger cuerpos y abrir sepulturas. Los hombres del campo, acostumbrados a trabajar con la tierra, empuñaban la pala con la misma seriedad con que antes habían levantado muros o segado trigo.
Entre los muertos se encontraban milicianos procedentes de Aspe, que habían dejado su tierra natal para luchar contra el fascismo. Sus restos quedaron dispersos en diferentes cementerios y fosas comunes, unidos por un destino común y por la memoria de quienes los recibieron con respeto.
Mi abuelo fue uno de aquellos hombres que ayudaron en la sepultura. Cavó fosas, levantó montículos de tierra y colocó señales improvisadas sobre las tumbas. Sin embargo, llevaba dentro una pena íntima: su propio primo había muerto en la batalla y nunca se supo con certeza dónde reposaban sus restos. Esa ausencia de un lugar concreto donde honrar su recuerdo lo acompañó durante mucho tiempo.