El 28 de marzo de 1939 se encontraba fondeado en el puerto
de Alicante el buque carbonero británico Stanbrook, a la espera de recibir su
carga de naranjas y especias. El capitán del barco, el galés, Archibald
Dickson, al ver la cantidad de refugiados que había en el puerto, desafío la
orden recibida por el propietario del mercante, de no evacuar a civiles, y por
el contrario admitió a todas las personas que cupieron en el barco.
El Stanbrook partió al exilio argelino, la tarde del 28 de
marzo con 2638 personas a bordo, navegando escorado y por debajo de su línea de
flotación durante toda su travesía, la cual duró 22 horas, hasta llegar al
puerto de Mazalquivir muy cerca de Orán.
Velero atracado en el mismo sitio desde donde partió el Stanbrook |
Capitán del Stanbrook Archibald Dickson |
Punto de partida del Stanbrook
Entre el 28 y 31 de marzo el puerto de Alicante se convirtió
en el sitio ideal para ponerse a salvo del enemigo, esto es lo que corrió de
boca en boca. Toda esta idea se basaba en la supuesta presencia de barcos
procedentes de Inglaterra y Francia preparados en el puerto alicantino para
evacuar el máximo de gente posible.
Centenares de militares y civiles acudieron allí procedentes
de todos los frentes de batalla. No obstante, la ciudad se había convertido en
un lugar donde reinaba el desorden y la confusión. Entre los miles de
refugiados todos tenían una noticia cierta que contar y todos creían las más
inverosímiles, ya que todos esperaban lo que nunca se llegaría a producir, el
exilio.
Se calcula que llegaron al puerto más de 15000 personas
buscando la salvación, el desánimo y la desolación se apoderó de ellos cuando
se dieron cuenta que no había barcos para salir de aquella ratonera en la que
se había convertido el puerto, con la División Littorio por un lado y el mar
por el otro.
Desde aquí se puede ver perfectamente los dos puntos más emblemáticos del final de la Guerra Civil Española, el puerto de Alicante donde miles de personas se acercaron a él, en un intento final de ponerse a salvo de las tropas italianas que se aproximaban a la ciudad y el campo de los Almendros, donde fueron a parar los que no pudieron escapar al exilio.
En el centro de la imagen se puede ver la sierra de Santa Ana, en su interior se encuentra los túneles y bóvedas de lo que fue la refinería La Británica, y en la parte superior de la sierra donde aún se pueden ver restos de la Guerra Civil como, un antiaéreo en perfecto estado, dos casetas, una medio bien y otra en mal estado, diferentes grafitis y una escultura, y en la parte baja del video todavía se conserva uno de los dos depósitos de La Británica, el otro lo demolieron para propiciar el paso del trenet.
El vídeo está tomado desde lo alto de la Sierra Grossa, un lugar espectacular para ver Alicante desde otra perspectiva.
En el centro de la imagen se puede ver la sierra de Santa Ana, en su interior se encuentra los túneles y bóvedas de lo que fue la refinería La Británica, y en la parte superior de la sierra donde aún se pueden ver restos de la Guerra Civil como, un antiaéreo en perfecto estado, dos casetas, una medio bien y otra en mal estado, diferentes grafitis y una escultura, y en la parte baja del video todavía se conserva uno de los dos depósitos de La Británica, el otro lo demolieron para propiciar el paso del trenet.
El vídeo está tomado desde lo alto de la Sierra Grossa, un lugar espectacular para ver Alicante desde otra perspectiva.
El Campo de Concentración de los Almendros.
Un 31 de marzo de 1939 fueron llegando los primeros presos al
Campo de los Almendros, estableciendo la custodia del campo a los militares
italianos apoyados por soldados marroquís
El campo medía unos 200 metros de largo por 80 de ancho. Fue
el primer lugar donde fueron dirigidos los prisioneros hechos en el puerto de
Alicante y muchos más que trasladaron desde otros lugares donde estaban
detenidos, se calcula que allí pudieron concentrar alrededor de 20000 personas,
que para las dimensiones del campo se puede suponer de una estrechez absoluta.
El campo se mantuvo apenas una semana, desde el 31 de marzo
hasta su desmantelamiento el 6 de abril. Durante el tiempo que estuvieron los
reclusos en el campo hubieron sacas por parte de falangistas, que todos los
días pasaban buscando personas de las que llevaban en sus listas, se
verificaron varios suicidios y algunas muertes de presos que intentaron
fugarse.
Se comieron hasta las raíces de los almendros, puesto que en
toda la semana no les dieron de comer nada y muy poco de beber, sólo bebían del
pequeño manantial que existía dentro del recinto del campo, haciendo largas
colas para poder ingerir algo de agua.
Todo un despropósito provocado conscientemente para
humillarlos y vejarlos, hasta que el día 6 de abril comenzó el traslado al
campo de concentración de Albatera
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