Contaré a grandes rasgos un poco como empezó toda esta historia.
Hoy se cumplen exactamente setenta años, de aquel fatídico día 26 de Junio de 1941, jueves para más detalles (porque solo fusilaban los martes y los jueves según nos contó Bejerano).
Campamento de Rabasa a las cinco de la mañana, suena una descarga de fusiles y diecinueve personas son ejecutadas sin ninguna contemplación, dieciséis hombres y tres mujeres. Dos más ya habían sido ejecutados antes (Luís Pérez Quinto y Haroldo Villa Bello) que los habían fusilado el 5 de Abril, de ese mismo año .Otro el 15 de junio de 1939 José Pujalte Benavente que estará enterrado por aquí y por último otros 2 que me imagino que se encontraran enterrados en Elche, Francisco Alemany del Socorro y José Macia Castell ejecutados el día 17 de julio de 1939 en total suman una cantidad de 24 victimas de la represión franquista en Aspe. Toda esta tragedia fue ocultada durante muchos años en archivos militares a los que nunca se había podido acceder por parte de historiadores e interesados en el tema, y mucho menos por familiares de las victimas.
Yo, como casi la mayoría de los aquí presentes, éramos desconocedores e ignorantes de todo lo que les había ocurrido durante aquella ignominiosa etapa de este, nuestro país.
Para mí despertó un interés especial, mi abuelo Francisco Alcolea Cremades, fue el único abuelo que me faltó durante toda mi infancia.
Yo tenía dos abuelas, y un abuelo, de pequeño siempre me había preguntado donde estaba ese abuelo que me faltaba. Con el paso de los años fui descubriendo poco a poco que le había pasado, pero seguro que como a la mayoría de vosotros, siempre había más silencios que explicaciones.
El porqué le había ocurrido esto a mi abuelo, entre tantas personas de mi pueblo, es lo que más me obsesionaba. Me obsesione hasta tal punto que empecé a buscar documentación por todos los sitios, la verdad es que al principio sin muchos resultados, hay que pensar que estoy hablando del año 1994 con muy pocos medios a mi alcance, sobre todo de uno muy importante como es Internet.
De todas formas mi primera información importante procede de la revista La aventura de la historia, por el año 1998, en donde descubro un libro que trataba sobre la represión franquista de posguerra en la provincia de Alicante, escrito por Miguel Ors Montenegro, esto realmente fue para mí una gran alegría, era mi primera información importante y fiable que ya tenía a mi alcance. Me informé donde podía localizar este libro y mis indagaciones me llevaron al Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Allí encontré en su biblioteca un ejemplar, lo pedí prestado, ya que en aquellos momentos no tenían ejemplares en venta, me marché caminando por las calles de Alicante en dirección hacia donde tenía el coche aparcado, y fui ojeando compulsivamente el libro hasta que encontré el nombre de mi abuelo y de sus compañeros de infortunio.
El corazón me dio un vuelco tremendo y tuve que sentarme en un banco para poder tranquilizarme y recuperarme de aquella emoción tan grande que fue para mí el descubrir el nombre de mi abuelo en ese libro.
Con los datos que me aportó el libro, empecé en serio a indagar. El primer paso, fue ir a los juzgados de Alicante a pedir las actas de defunción de todos ellos.
Después pedí los expedientes penitenciarios al Ministerio del Interior y estos me remitieron a instituciones penitenciarias, recorrí varios archivos municipales, acudía a cualquier conferencia o charla que tratara este tema, hablé con todas las personas que tuve a mi alcance , como Enrique Cerdán Tato, Julián Antonio Ramírez, Francisco Martínez “Quico”, Vicente Ramos y hasta con el propio Miguel Ors Montenegro.
Fui a Valencia para intentar encontrar los sumarios de los juicios que se encontraban en los juzgados militares. En Valencia me dijeron que dichos sumarios habían sido trasladados a Madrid para poderlos recuperar y posteriormente digitalizar.
Contacté con el archivo de Salamanca, donde se encuentran depositados la mayor parte de documentos relativos a la Guerra Civil y a la represión franquista.
Más tarde, pude ver por Internet la causa general correspondiente a Aspe, que realmente aporta muy poco.
También encontré por Internet en el archivo histórico de Aspe las actas plenarias comprendidas entre 1931-1945, actas que se encuentran digitalizadas y al alcance de todo el mundo que las quiera consultar. A continuación encontré el libro de”Memorias” de José Soria Pastor, alcalde socialista durante los años 1936 – 37 (Aquí tenemos presente a una de sus nietas).
De este libro es de donde proceden los nombres de nuestros abuelos, que posteriormente aparecieron en el libro de Miguel Ors Montenegro. También tuve el honor de poder escuchar unas grabaciones hechas en cintas magnetofónicas en donde aparece la voz de Soria Pastor, estas grabaciones las pudimos digitalizar para poderlas preservar y que no se pierdan, para tenerlas disponibles en posibles futuros trabajos
A todo esto, hice amistad con José Ramón García Gandia, arqueólogo e historiador, que se entusiasmó por el mismo tema que yo.
En los momentos en que conocí a José Ramón, este estaba acabando de escribir un libro sobre la casa de lo moneda en Aspe, libro que posteriormente fue galardonado con el premio Manuel Cremades de investigación histórica que otorga cada año el Ayuntamiento de Aspe.
José Ramón se implicó totalmente en el tema de la represión franquista y ha sido la persona que ha recuperado en gran parte el Sumario 4804 que pertenece a la causa de nuestros abuelos.
Ahora, se encuentra trabajando en ello y de momento habrá que dejarlo que acabe su labor.
Y esto es a grandes rasgos todo el proceso que he seguido hasta este momento en el que nos encontramos todos aquí reunidos alrededor de esta fosa que contiene los restos de nuestros abuelos y padres, restos que ya llevan aquí setenta años.
Me siente muy contento de que este año seamos más y que estemos todos juntos conmemorando este aniversario.
Ahora creo que todo este esfuerzo de tantos años obtiene su recompensa y que en futuros próximos juntemos nuestras energías y podamos estar en disposición de pedirles a las autoridades que corresponda algunos ambiciosos anhelos que por mi parte siempre he tenido, como puede ser la nulidad de los juicios o que se aclaren las causas de sus ejecuciones o asesinatos, que el Ayuntamiento de Aspe reconozca a estas personas como se merecen y se recuerde su historia, en definitiva para que no estén tantos años olvidados como han estado.
Y bueno ya termino con un gesto simbólico que llevo haciendo todos los años junto a mi primo aquí presente, Francisco Ramón, que consiste en traer tierra de su tierra ya que no podemos devolver sus restos a Aspe junto a sus familias. Y esparcir esta tierra por encima de ellos.
Paco Alcolea
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